Cronicas de una Oveja Agradecida parte ·# 4

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testimonio personal
parte 4
En Estados Unidos, país donde hay abundancia en tantas cosas, queda en uno decidir si triunfar o perderse, y en mi caso fue Dios y sus cuidados que logré mantenerme fuera de los malos caminos.

Desde que comencé a asistir a la escuela, las muchachas de color, gringas y varias latinas, lo primero que me ofrecieron fue droga, ellas aprovechaban los recreos para drogarse adentro de los baños, y al no aceptarles, me llamaban (gallina), apodo muy ofensivo y lo ocupan como un gancho para que al sentirse una ofendida, se les demuestre que no es gallina...

Era Dios, protegiéndome !BENDITO SEA SU NOMBRE! Gracias a Dios pude decir no a muchas cosas, si no ahora mi testimonio fuera diferente. En la escuela de San Francisco me hice de dos amistades que tenían una conducta muy buena y recuerdo que una de ellas era hindú, de nombre Shanta y la otra joven se llamaba Matasana proveniente de Hawai, ambas hablaban bien el inglés, ya que en sus países es el segundo idioma, y gracias a ellas logre aprender bastante el inglés. Matasana tenía un defecto en su voz, y solo se comunicaba por escrito, y eso me ayudaba a ejercitar la escritura.
Iniciando el año 1969 recibimos una gran noticia y era que mi mamá llegaba a visitarnos, recuerdo que no pude ir a recibirla al aeropuerto, pues me estaba recuperando de una fiebre que me llegó y tuve que guardar cama casi quince días (gripe asiática) La llegada de mi mamá fue un regalo de Dios, pues esos años, sin ella FUERON TAN LARGOS, ella no sabía que pasé varios meses llorando al no tenerla cerca, me costó adaptarme. Mi mamá nos externó el motivo de su viaje sorpresivo, nos contó que había prestado el dinero para comprar sólo el boleto de llegada. No contaban con otro ingreso, pues ya tenía varios años de no tener el negocio y había una cuota anual que recibían del pago de unos terrenos y el último pago había sido recibido tres meses antes de planear ese viaje. Al darme cuenta que se encontraban en un callejón sin salida, decidí regresarme con ella. Esa decisión le pareció una locura a mi hermana, pues era lógico que viviendo en Estados Unidos, tenía mayor posibilidad de obtener mejor sueldo y ayudar a mis padres, mi caso es diferente, muchos desean alcanzar el sueño americano, a mí nunca me gustó vivir allá, en esos momentos no hice números sino que le hice caso a mi corazón de hija y no me equivoque.

Regresamos en marzo de 1969, lo hicimos vía terrestre, tuve que trabajar durante un mes en un asilo de ancianos para comprar los dos boletos. Buscando en el diario información sobre salidas de viajes hacia nuestro país, me enteré de una verdadera ganga donde enfatizaban que en tal fecha salía BUS hacia Guatemala, cobrando el pasaje a mitad de precio de la tarifa acostumbrada y para aquellos cuyo destino era El Salvador, incluían nuestro traslado hasta nuestro País, sin costo, señalaban una fecha donde explicaban el porqué de esa oferta especial para viajar, se les había presentado una emergencia y harían el viaje sin pasajeros Por cierto era un bus con capacidad para 90 pasajeros y creo que no pasamos de doce los que viajamos en un bus muy lujoso, lleno de comodidades, era una GREYHOUND. Que viaje tan inolvidable, conocimos lugares muy preciosos de México y la emoción era inexplicable desde que llegamos a tierras guatemaltecas, llore de alegría, pues sabía que estaba a pocas horas de ver a mi papá.

A los ocho días de mi llegada, obtuve empleo. Una de mis hermanas laboraba para una importante empresa, y le hizo saber al dueño sobre mi interés de trabajar y además que poseía conocimiento del idioma inglés, llegué a la entrevista y tanto el dueño como el gerente sabían el idioma, les contesté en inglés todo lo que ellos me preguntaban y luego me dictaron una carta y la pude escribir con mucha facilidad a máquina sin lugar a hacerle correcciones, sólo para que el jefe estampara la firma y me preguntaron si podía comenzar a trabajar para esa empresa al día siguiente. Les hice saber que mis estudios eran de High School, lo cual equivale a un bachillerato, pero en esas escuelas americanas, el aprendizaje de mecanografía y nociones administrativas, es básico. Comencé a trabajar en un ambiente muy bonito, fui colocada en una oficina moderna y llena de detalles, un nuevo mundo para mí, a la vez de fungir como secretaria de la presidencia y gerencia general, fui la recepcionista de dicha empresa. Estando ya en el lugar, aprendí rápido todo lo concerniente al archivo y redacción, y esas habilidades las adquirí no por mí misma, sino que Dios me daba inteligencia para desenvolverme como una profesional sin haber obtenido titulo de secretaria, pues mis jefes me presentaban como secretaria ejecutiva bilingüe.
Al poco tiempo logre sacar de los problemas económicos que tenían mis papás, tener conocimiento fluido el idioma inglés me ayudó enormemente, obtenía un sueldo que triplicaba el sueldo mínimo que pagaban en esa época. La empresa compartía las utilidades con los empleados y muy seguido daban bonificaciones y eso ayudaba para llevar más dinero a la casa. También fui guiada por Dios, para ayudar en un cien por ciento a mis padres, pase seis años entregando mi sueldo integro a mi mamá, solo le decía que me dejara para mi bus, mi comida del mediodía, y mis medias. Paso algo,     mi hermana, quien al principio no aceptaba mi decisión de regresarme a El Salvador, al enterarse que tenía un buen empleo y de mi actitud de ayudar plenamente a mis padres, comenzó a enviar encomiendas donde me venían vestidos, zapatos, perfumes, cosméticos, etc. y nos hizo saber que desde que me vine había solicitado al gobierno de Estados Unidos, una beca para estudiar y que iba a salir con un diploma de trabajadora social. Le cambió la vida y comenzó a ganar muy bien y desde ese año hasta la fecha, he visto la mano proveedora de Dios, era raro que me comprara ropa, estaba por hacerme de algo nuevo, cuando de repente me venían encomiendas. Y siguieron viniendo con finalfrecuencia desde que mis padres se fueron a vivir a ese país hasta que se nacionalizaron y se encargaban de hacerme llegar muchas cosas. 

continuarà... parte final


Hna.  Tita de Martìnez
oveja agradecida

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