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El Reino de Los Cielos                                                   Segunda Parte

Para la Gloria de Dios lo vuelvo a contar, no para que usted vea como soy yo; y diga ay! El hermano que amoroso; no se trata de eso;  pero cuando hacíamos estas reuniones en nuestra casa con mi esposa, al finalizar la reunión,  yo hacía tres o cuatro viajes llevando hermanos, yo me ofrecía a llevarlos, sobre todo a los de mayor edad y a las hermanas, no los dejaba irse en bus, para mí era una falta de amor pensar que mis hermanos iban a las 8:00 pm, a esperar el bus; y sabe donde vivían ellos, unos en el IVU, otros por Sta. Lucía; otros por la Aldea, otro en la 25 calle,  y había un joven, amigo de mis hijos que llegaba de vez en cuando  y vivía en Río Zarco, hasta allá lo llevaba, mientras iba a dejar a los primeros, mi esposa se encargaba de entretenerlos con testimonios y con cafecito o con alguna galletita, mientras llegaban a sus casas; nosotros vivíamos contiguo a la Universidad Nacional; pero sabe cuál es el milagro; la camioneta no conocía taller, sólo lo del gasto, afinado menor y después de hacer todos esos viajes;  la aguja marcaba la misma cantidad de gasolina que tenía  con la que había salido al inicio, quiere decir que la camioneta consumía gasolina del cielo porque yo no veía que la aguja bajara, por eso glorifico a Dios por ello;  yo había entendido por qué Dios me había dado un carrito, yo no le digo que usted haga lo mismo si no lo siente, pero cómo hermanos que somos deberíamos hacerlo.  Cuando he tenido alguna necesidad  y sé que mi hermana Hilda me puede ayudar,  me he acercado  a ella  y con toda confianza le digo que me ayude, pero tengo la confianza que ella me ha dado y eso es lo que nos está haciendo falta a nosotros, confianza, para que cuando surja alguna necesidad, llámese como se llame, uno pueda acercarse al hermano que  considera que ese momento puede ayudarnos y con toda la confianza pedirle ayuda y no estemos con esa pena, pasando  sufrimientos,  a saber si el hermano me va a querer ayudar,  y pasamos por agonías, porque uno no sabe cómo hacer  para resolver el problema que tiene.   Está de acuerdo conmigo? Bueno cada quien es libre de pensar como quiera, pero yo lo exhorto a que lo hagamos y nos pongamos a las órdenes,  hagamos nuestro aquel slogan de los tres mosqueteros, uno para todos y todos para uno, que le parece?  Amén.

Cuántos se declaran buenos aquí?  A ver quiero ver las manos levantadas de todos aquellos que se consideran buenos;  no hay nadie? Seguros? Todos se consideran malos entonces, entonces amado hermano usted no ha cambiado lo que es nada, no ha recibido a Cristo en su corazón entonces. No dice la biblia que el que está en Cristo, nueva criatura es?.  Bueno,  en parte hay razón para que no se consideren buenos, pues  no habemos aquí ninguno que sea bueno; recuerdan la pregunta de aquel joven rico;  que le dijo a Jesús; (Luc. 18: 18) Maestro bueno que debo hacer para alcanzar la vida eterna? Y que le respondió Jesús;  Por qué me llamas bueno?,  ninguno hay bueno, sino solo Dios.  (En Mateo 7: 11) Jesús estaba compartiendo y les dice:  “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dadivas a vuestros hijos. . . .”  Jesús mismo nos llama malos, eso quiere decir que nosotros por naturaleza somos malos, pero Dios nos ha declarado justos, por el hecho de haber aceptado su perdón.  Cuántos dan Gracias a Dios por eso!.

MATEO 13: 47-50  Asimismo el Reino de los Cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge toda clase de peces y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas y lo malo echan fuera.  Así será el fin del siglo: saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y crujir de dientes.”

Cómo se imagina usted el Reino de los Cielos? Fíjense que yo me lo imaginaba  como un lugar apacible, maravilloso, donde hay una paz inexplicable, preciosos jardines inimaginables, caminando sobre una base sólida pero a la vez suave con una neblina de colores hasta la altura de mis tobillos; así es como yo me lo imaginaba, pero que dicen las Escrituras al respecto?  Dice que el  Reino de los Cielos es semejante a. . .  Que significa la palabra semejante?  Según el diccionario dice que es PARECIDO O SIMILAR;  y el Señor Jesús decía el Reino de los Cielos es semejante a una Red; entonces no es como yo me lo estaba imaginando; porque si es como una Red, no se parece en nada a lo que yo pensaba; también hacía comparable el Reino de los Cielos a un Hombre; a un mercader; también la compara con la Levadura;  con una semilla de mostaza; la compara con un Tesoro;  oiga con cuantas cosas lo compara el Señor, cómo está eso entonces?.  A mí ya  no queda imaginación para formarme  la idea de cómo es el Reino de los Cielos., porque el Señor también decía: el Reino de los Cielos se ha acercado;  yo me preguntaba antes y cómo puede el Reino de los Cielos acercarse a nosotros?, luego me preguntaba: si Jesucristo se fue, entonces el cielo ya no está cerca,  pero  finalmente cómo es el Reino de los Cielos entonces!

El Reino de los Cielos ahora está en nosotros; el Reino de los Cielos vino con  Jesús; el Reino de los Cielos no puede ser más grande que Jesús, porque en Jesús está todo lo creado, y los cielos fueron creados, Dios no habita en el Cielo, porque si no,  fuera más grande que Dios y no hay nadie ni nada más grande que Dios, en Dios están hechas todas las cosas, el Universo mismo está en Dios, porque Dios es Espíritu.

Hace algunas semanas, tuvimos una reunión con el Pastor y esa noche nos delegó compartir acerca del Reino de Dios, yo venía inquieto con la tarea, pues es un reto para mí,  en la madrugada, me levanté,  e hice lo de costumbre, oro y leo la biblia y luego empecé a  pedirle a Dios que me guiara y me dijera que podía compartir a la congregación respecto al Reino de Dios y esta fue la cita a la cual Dios me llevó, cuando empecé a leerla, como que me abrieron el entendimiento, le hallé gracia a la  lectura;  a la hora del desayuno, platicando con mi esposa le contaba que me habían dado el privilegio de compartir en la iglesia y ella me dijo, si a mí me dieran ese privilegio yo compartiría la parábola de la Red; yo me asombré, mis ojos creo que se pusieron como huevos estrellados, pero huevos de gallina miniatura hermanos, porque por más que quiera abrirlos ya no puedo abrirlos más;  fue como una confirmación para mí;  y yo le dije a mi esposa que sobre esa parábola quería compartir; en la madrugada del día siguiente, meditando en esos versículos para comenzar a darle forma al mensaje, el Señor me agarró a preguntas, y cómo que me dijeron que tomara papel y lápiz, me levanté rápidamente a traerlos y empecé a escribir y seguía escuchando al Señor, o sea estuvo hablando a mi corazón, por eso  lo estoy compartiendo; pero me llamó la atención que unos días después, el Pastor mencionó que Dios a él lo estaba inquietando, el  hno.  Oscar  cuando le tocó que compartir, dijo que  el Señor lo estaba confrontando  y el Pastor decía que no nos asombráramos si a uno de nosotros nos pasaba lo mismo; a mí ya me había sucedido;  cuando compartió el hno. Oscar,  comentó   también que había pedido ayuda al Pastor porque estaba un poco confundido sobre cómo compartir del reino,  y el Pastor le dijo que se enfocara en el Reino  presente,  que era lo que él quería que nosotros enseñáramos y no  de un reino  futuro, la enseñanza que yo estaba preparando tiene que ver con el reino  futuro, entonces dije yo, este no es el mensaje que debo compartir porque habla de un reino futuro, y me puse de nuevo a pedirle a Dios para qué me diera otro mensaje e hice a un lado este, pero quiero compartir parte de lo que el Señor me explicaba.  

En esta parábola,  el Reino de los Cielos es comparable a una atarraya o una red que tiran los pescadores al mar y sacan en ella toda clase de peces y luego al finalizar la pesca, van los pescadores a la orilla y se sientan a escoger; este sí, este no, este sí, este no;  pero por qué escogen? Porque hay peces buenos y peces malos; pues la red recoge toda clase de peces; sin duda hay peces que no reúnen la condición para ser comercializados, peces que no convienen exhibirlos  en vitrina; porque pueden ser muy chicos, o estar muy flacos, también podrían ser peces no comestibles. Entonces si la red es como el Reino, y los ángeles como los pescadores, y los peces como nosotros los cristianos, entonces es fácil comprender esta parábola, verdad?, el Señor la explica de una vez.


continuará.... 

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